Disfrutando de las últimas hojas de mis plantas de albahaca, me sumerjo en un viaje imaginario atracando en la isla de Sicilia y precisamente en la ciudad de Trapani.
Su puerto, en la Edad Media, fue uno de los más importantes del Mediterráneo y, dada su posición geográfica, se consideraba la puerta hacia el Oriente.
Fueron varias las potencias marítimas de la época que atracaron allí sus barcos, entre ellas Génova que, entre otras cosas, trajo sus tradiciones culinarias.
Estas fueron luego reconsideradas por los marineros de Trapani y repropuestas utilizando los productos de sus tierra.
Así transforman el pesto genovés y, a la albahaca, al ajo y al aceite de oliva, añaden tomates, almendras y pecorino siciliano, creando el pesto de Trapanese.
Lo que estoy preparando hoy es una variante de este pesto: ¡el pesto siciliano al que hay que añadir ricota! y para prepararlo necesitaremos: