Cuando vine a vivir aquí aprendí y descubrí tantas nuevas realidades y culturas de vida y porque no, también alimentares, muchas me sorprendieron y esta fue una de ellas.
Fue justo en los primeros tiempos que había llegado que mi suegra preparó esta comida y me la ofreció, mi primera reacción fue esa de rechazarla de antemano dado que yo y el ajo no tenemos una muy buena relación. Vencido el primer impacto, y solo por educación, me decidí a servirme una pequeñísima porción......después no me dio vergüenza para nada comer todo lo que había en la fuente sin dejar nada para los demás! El sabor es tan delicado que te hace olvidar que es ajo y sobre todo no crea problemas de digestión, cosa muy fundamental. Es una comida muy sencilla, como muchas de las comidas campestres, pero que tienen todo el sabor genuino de la tierra. Espero que sea la misma apetecible sorpresa también para ustedes.
Los ingredientes son muy pocos:
Tallos de ajo, huevos, aceite de oliva y sal
Después que los hemos lavado, pondremos una sartén con aceite a calentar apenas, agregamos los tallos y los haremos rehogar; antes que comiencen a cambiar color le agregaremos los huevos salando todo y los revolveremos. Justo el tiempo que los huevos tomen cuerpo y el plato esta listo......sencillo y rápido.
Un consejo, si quieren todavía que el sabor sea más delicado es suficiente hacerle hacer un pequeño hervor a los tallos antes de cocinarlos.
En la próxima les daré otra receta, siempre con los tallos, más original:tallos de ajo alcachofas e higos con huevo.
Por ahora
Buon appetito!!!!.
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