08 marzo 2019

8 de marzo - un día para las mujeres



Me han pedido de contar, a los jóvenes de la primaria de hoy, que significaba ser mujer en la sociedad de ayer: tarea muy ardua!!! Y la dificultad no se encuentra en contarlo, todo el impasse está entrañado en la imposibilidad de transmitir lo vivido de modo tal che puedan comprender realmente porqué se haya sentido la necesidad de instituir un día para los "derechos de las mujeres".
Como explicarles que en cada familia, en cada casa, en los campos, en la escuela, en el trabajo y en todas partes, la mujer no tenía casi ningún poder decisorio, ni económico y menos que menos de poder. Si era afortunada lograba dejar alguna señal suya celándose debajo de un apodo masculino, o escondiéndose detrás de un hombre.


Porqué la mujer era educada para ser el "
Recuerdo muy bien sea mi abuela que mi mamá, que durante el almuerzo o la cena no se sentaban casi nunca en la mesa para comer con nosotros. Era un continuo servir en el justo orden: primero los hombres, a los cuales iban la parte mejor y las cantidades mayores (ellos trabajaban), luego de mayor a menor los hijos y ... y ellas comían por último, en general aquello que sobraba y que no gustaba a nadie.
De chicos no podíamos levantarnos de la mesa si no habíamos comido todo lo que te habían servido en el plato, aunque si no te gustara, y solo entonces podías levantarte e ir a jugar, porqué sobre la mesa no era permitido hacerlo, como no se podía tampoco leer. Si hubiese existido el telefonino, y uno cualquiera de nosotros hubiese intentado usarlo, hubiera hecho un grande vuelo desde la ventana.

A nosotras hijas hembras, desde pequeñas, se enseñaban ya las maestrías: se ayudaba a poner y a sacar la mesa; a lavar ropita; a tener en ordene su propia habitación, a hacer los platos a turno y las más grandes se convertían en ayudante de cocina. Los varoncitos eran excluidos de por vida de todas estas actividades.
Las escuelas, en su mayoría, no eran mixtas, y eran dolores si a la salida de la escuela las maestras o la directora te veían hablar con alguien del sexo opuesto, venías enseguida llamada al orden, y en aquellos tiempos no era una burla. Y no nos olvidemos que, después de la pena recibida en la escuela nos esperaba el castigo en casa, por habernos comportado mal... los padres no te defendían si fallabas.
El sometimiento, el respeto, el miedo eran todo uno con nosotros. No era pensable contestar a un profesor o a una persona adulta,  había una educación muy rígida en muchos aspectos.
Mientras en otros quizás era un poco extraña, hoy diría contradictoria también, porqué pensando en otras situaciones, ahora sonrío yo: mi hermana más grande, a los 16 años no podía salir sola con sus amigas por las tardes, tenía que ir yo también con ellas, yo que tenía 5 años de menos: mis padres me decían que las debía controlar ... Verdaderamente otros tiempos

Nosotras las niñas, desde la primaria, teníamos la hora de economía doméstica donde nos enseñaban a preparar dulces, a bordar, a cocer: conservo aún tantos trabajos hechos en aquellos años y es una emoción muy grande cada vez que los veo, porqué retengo que esta no era la parte negativa, más bien, estas enseñanzas me han servido en tantas ocasiones de la vida, como tantos otros.
El problema verdadero era que no teníamos ni voz ni voto en ningún asunto, porqué eramos consideradas inferiores respeto al hombre.
Eramos a la altura para educar los propios hijos y, siendo maestras, los hijos de toda la sociedad. Sin embrago no eramos consideradas capaces de autogestionarnos; de elegir que es lo que fuese mejor o peor para nosotras; de designar quién debería gobernarnos; de decidir que estudiar y quienes ser de adultas; de ser respetadas laboralmente. 
En pocas palabras, no eramos consideradas capaces de poder vivir y crecer a la par junto a los hombres.


Y así fue que un 8 marzo llegaron, por las calles, las canastas llenas de mimosas (flor símbolo del día de la mujer en italia) que venían regaladas por las mujeres para otras mujeres. Mujeres que se iban reuniendo en las plazas y donde todas reunidas formaban rondas coloradas, festejando y alabando a la belleza de ser para pedir igualdad, para hacer reconocer sus propios derechos.

Siento aún aquellos ecos … y me pregunto como es que hemos llegado al día de hoy.
Me pregunto que nos ha escabullido de las manos, porqué si es verdad que se ha hecho tanto camino hacia adelante es también verdad que tanto se ha enmarañado, perdiendo de vista aquellos que efectivamente eran nuestros intentos. Reconociendo la grande diversidad que existe entre los dos géneros, pero respetándonos recíprocamente, sin tener que reprimir nunca al otro.

Les auguro un buen 8 marzo lleno de flores regaladas y no compradas por nadie. Un 8 marzo de reflexión y de discusiones para comprender quienes quieren llegar a ser. Un 8 marzo de crecimiento para convertirse en grandes MUJERES. Un 8 marzo sin consumismos, ni cenas, ni estriptis.  
Buen 8 de marzo, de parte de quién ha creído verdaderamente en un grande cambiamento a la par.
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1 comentario:

  1. Hola hermana, me gusta la forma de plasmar esa realidad que nos asfixió, pero también nos hizo resurgir y poder vestirnos hoy de verdaderas mujeres. Te abrazo con mucho amor.
    Graciela

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