Ayer tuve que ir a la ciudad para hacer unos compromisos; era ya un largo tiempo que no paseaba, una mañana entera, por el centro. Fui caminando apurada, como siempre, pero mirando de reojo vidrieras y vidrieras de negocios de todo tipo; las primeras me dieron curiosidad, pero ya después de dos cuadras vi muy claramente el motivo porqué jamás sentí nostalgia de haber abandonado esa vida: eso de sentirse acosada por miles de objetos, presentados así tan magistralmente que te es casi imposible no mirarlos, sintiendo por dentro ese imperativo que te hace desear comprarlos para sentirte feliz y realizada. Pero más caminaba y más me sentía oprimida, y fue solo volviendo rumbo a casa que de golpe volví a sonreír y a sentirme en paz con migo y con el mundo.
Detuve el auto, respiré profundo y....... como no quedarse encantada mirando este hocico!!! una ternurita increíble.
Estaba ahí tranquilo, junto con los demás, tomando sol, descansando, buscando a su mamá para comer y a ratos brincando, saltando, jugando y aprendiendo a reconocer las hierbas.....
Siiiii, me llené los ojos y sobre todo el corazón de esta felicidad, de estas emociones, que no sé como explicárselas; logro solo decir que de nuevo volví a sentirme viva; sentí de ser parte de un universo tan sencillo y tan natural, pero sobre todo tan real!
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